Volver

Cómo librarte del estrés y perder peso en vacaciones

El estrés no es malo. Permitió a nuestros antepasados reunir energía suficiente como para enfrentarse o salir huyendo de las fieras y otras amenazas. Lo malo es que esas amenazas ya no existen y, sin embargo, vivimos en estado de alerta permanente. Sobrecarga de trabajo, problemas con la pareja o los hijos, dificultades para llegar a fin de mes, prisas continuas… el organismo las ‘lee’ como peligros vitales y, en respuesta, desata cascadas de hormonas y señales nerviosas que, como no ceden nunca, acaban deteriorando la salud, tanto física como mental.

Es verdad que los genes heredados influyen en nuestra respuesta al estrés. Lo vivido en la infancia también pesa lo suyo. De hecho, haber sufrido abandono, maltrato o abuso sexual en la niñez dispara el riesgo de estrés crónico y sus consecuencias. Un efecto de ese estrés que nunca cede es la obesidad. Otro, la depresión. A ellos se suma la enfermedad cardiovascular, problemas digestivos y de memoria, trastornos del sueño, eccemas …

¿Se puede prevenir o combatir el estrés crónico?, es la pregunta de millones de personas en el mundo. La respuesta es afirmativa y el verano es una de las mejores épocas para conseguirlo.

Estos tips han demostrado ser de ayuda:

• Cambia los alimentos procesados por sardinas asadas (las tienes en muchísimos chiringuitos de playa) y otros pescados azules; ensaladas y frutas frescas; frutos secos y semillas (las de calabaza son fantásticas); legumbres (están de muerte en hummus y ensaladas). Todos ellos te aseguran sustancias “buenas para el cerebro” y te ayudan a bajar kilos.

• Muévete más, pero con el ejercicio que más te guste: nadar, caminar en la arena o la montaña, montar en bici, bailar… El sedentarismo es amigo del estrés, y de los kilos de más.

• Expón brazos y piernas al sol del mediodía al menos 15 m sin cremas con filtro solar (¡luego, protégete bien!) para conseguir esa vitamina D del sol, que mejora el metabolismo y el estrés.

• Practica la relajación. Yoga, respiración profunda, mindfulness … son muy útiles.

• Come despacio, masticando y saboreando. Si comes deprisa, comerás mucho más y digerirás mucho peor.

• Busca compañía positiva y evita a la gente tóxica. Como decían nuestras abuelas, “todo se pega, hasta el carácter”.

• Ríete mucho; vete a ver películas de humor, reúnete con gente de risa fácil, recuerda ratos divertidos…

• Busca consejo profesional si crees que lo necesitas.

Fuente: http://bit.ly/2x4M0d9

20 comentarios

Responder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *